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Estudio reveló los lugares del mundo que deben protegerse para conservar los ecosistemas

En la investigación participó el académico de la Universidad de Talca, Marco Molina, quien hizo el levantamiento y análisis de información en Chile, definiendo al desierto de Atacama, la zona central del país y a la Antártica, como parte de estos espacios que requieren conservación.

La importancia de proteger, en especial, algunos lugares de la Tierra por su alto valor para la biodiversidad es el tema central de una investigación realizada por un conglomerado de científicos de diversos lugares del planeta, entre los que se cuenta el académico del Instituto de Ciencias Biológicas de la Universidad de Talca, Marco Molina Montenegro, y que fue publicado en la revista Nature.

El estudio detalla cuáles son los puntos del mundo que son vitales para la protección de la biodiversidad, en relación con la riqueza de sus suelos y los microorganismos que allí se encuentran y que facilitan la diversidad de especies.

“Muestreamos sitios en todos los continentes y la idea fue ver si la conservación de los ecosistemas se condice con la riqueza y los servicios ecosistémicos que podemos obtener a partir del suelo, específicamente de los microorganismos que encontramos”, explicó Molina, quien es director del Centro de Ecología Integrativa de la citada Casa de Estudios.

En Chile, los resultados que recogieron y analizaron detectaron puntos de grandes riquezas microbianas y que son de gran relevancia para el planeta, los cuales no cuentan con ningún tipo de protección ecológica.

“No hay en ninguna otra parte del planeta los microorganismos que podemos encontrar, por ejemplo, en el desierto de Atacama, y eso no lo estamos conservando”, precisó Molina.

Lo mismo ocurre en la zona central del país, donde existe la mayor biodiversidad de microorganismos en todo Chile.  “Es un ´hot spot´ de biodiversidad, eso quiere decir que, por unidad de área, la riqueza de microorganismos es altísima, y tampoco está protegida”, señaló.

Por otra parte, también la Antártica posee gran importancia a nivel ecológico. Según declaró el académico, aquí los microrganismos tienen un rol funcional que permite proveer de servicios ecosistémicos únicos como el reciclaje de nutrientes, la fijación de carbono y la retención de agua. Pero a pesar de ello, y, al igual que los otros sectores, no cuenta con las normativas de protección que se debieran implementar.

Por ello, el especialista recalcó que los resultados que obtuvieron mostraron que, “hay una baja correlación entre lo que se conserva actualmente y lo que se debería preservar”. En ese sentido, el estudio cobra gran relevancia, ya que determina los puntos donde se deben priorizar los esfuerzos de conservación del suelo para asegurar la protección de esos espacios.

“Demostramos que es muy bajo el porcentaje de los actuales lugares que se están conservando, que realmente estaría protegiendo una biodiversidad microbiana singular, que permitan generar un servicio sistémico para la humanidad”, manifestó el investigador.

Se espera que los resultados puedan generar conciencia sobre la necesidad de realizar cambios en las normativas de conservación de suelos. “Estos principales focos o ‘hot spots’ de biodiversidad con conectividad ecosistémica, no están bajo protección ambiental de ningún país del mundo. Por lo tanto, estamos generando información para que los tomadores de decisiones replanteen los lugares para conservar a nivel mundial”, concluyó el científico chileno.

Colaboración internacional

Marco Molina destacó que estos importantes resultados se obtuvieron gracias a un esfuerzo colaborativo de un consorcio de 40 investigadores pertenecientes a centros de investigación de diversas universidades del mundo.

A nivel local, el trabajo fue desarrollado por un equipo conformado por técnicos, estudiantes y profesionales del Centro de Ecología Integrativa de la UTalca.

“El publicar en Nature, finalmente, es la consecuencia de ver la investigación, de manera colaborativa e interdisciplinaria, pero también es el resultado del apoyo de un grupo humano desde el Centro de Ecología Integrativa y de nuestra Universidad, y ahora estamos viendo los resultados”.

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